La nutrición es un tema importante y a tener en cuenta a la hora de adquirir una de estas aves. Debido a que no todas las psitácidas provienen de las mismas regiones, es lógico pensar que su alimentación no puede ser la misma. Hace años se vendían fórmulas generales para todas las especies, con lo que ninguna de ellas estaba alimentada de una manera adecuada ni equilibrada. Afortunadamente, hoy en día contamos con gran variedad de marcas y productos en el mercado destinados a satisfacer sus necesidades nutricionales, algunas de ellas bastante buenas.

Es cierto que la mayoría de los loros aceptan de buen grado las mixturas de semillas, pero aunque estas mezclas sean equilibradas, nuestros loros eligen las semillas que quieren consumir y cuales descartar, con lo que la fórmula empieza a desequilibrarse. No queremos decir que haya que evitar las semillas, todo lo contrario, las semillas aportan nutrientes necesarios para su dieta y aportan un estímulo alimenticio excelente. No obstante, entendemos que la alimentación de nuestros loros debe contener otros alimentos para que su nutrición sea adecuada. Los piensos extrusionados de calidad aseguran un equilibrio adecuado en función de la especie. Comiendo estos tipos de pienso, partimos de una base equilibrada que nos garantiza que el ave consume los nutrientes que componen dicho pienso. Consideramos que, en líneas generales, el porcentaje de pienso en la dieta de nuestros loros debería rondar el 10 y el 50% en función de la especie y la época del año. Cierto es que esta es una opción más costosa económicamente, pero es mejor no escatimar en la alimentación; siempre es mejor mantener menos ejemplares o ejemplares de menor tamaño con todas sus necesidades cubiertas que alojar muchas cabezas o grandes guacamayos o cacatúas con una alimentación deficiente. Esto también se extiende a otros aspectos como el enriquecimiento, dimensiones de las instalaciones, revisiones veterinarias…
Hemos dicho que el pienso debe constituir entre el 10 y el 50% de la dieta según la especie pero…y el resto? La respuesta varía, como siempre, según la especie. El otro 50-90% debe estar formado por alimentos frescos, tanto frutas como verduras o incluso legumbres. Estos podrán ser administrados en piezas, dados de distintos tamaños, picado y mezclado, en cestas, en brochetas…debemos aprovechar cualquier ocasión para convertir una actividad cotidiana como dar de comer a nuestros animales para convertirlo en una forma de enriquecimiento. Debemos dar prioridad a las verduras frente a las frutas (aunque ciertas especies como los loris necesitan una alta cantidad de fruta), no debemos abusar de frutas ricas en azúcar o muy maduras. Hay que destacar que el aguacate es TÓXICO y no lo debemos administrar. También se desaconsejan el ajo, el perejil, la cebolla, el tomate o la patata cruda. Los vegetales de colores intensos son una buena opción por su elevado contenido en antioxidantes, como la zanahoria, la remolacha, el brócoli, el pimiento y las guindillas, el calabacín, las acelgas, las espinacas, el diente de león, el ruibarbo, la papaya, las manzanas ácidas…
Otro tema es la forma de administrarlas. Cuando queremos que coman un alimento en concreto, como por ejemplo la papaya, es mejor dársela sola, en un bol a parte, para evitar que elijan entre varias opciones y desperdicien la que menos les interese. Lo mismo haremos con aquellos alimentos que les gusten más; si les damos un alimento por el que sienten preferencia mezclado con otros menos interesantes, lo primero que harán es lanzar fuera del comedero todo lo que les guste menos dejando sólo su favorito. Otras veces podemos darles una mezcla de varias frutas y verduras picadas en diferentes tamaños. En otra ocasión daremos grandes trozos pinchados en una brocheta o dentro de una cesta de forrajeo. Las posibilidades aquí son infinitas, la clave es ser variados para que, además de alimentarles, proporcionarles estímulos a diario.

Las legumbres remojadas o parcialmente cocidas son una buena opción, al igual que las semillas germinadas. Estos alimentos proporcionan un extra de proteína ya que las semillas al germinar reducen considerablemente su contenido en grasa transformándolo en proteína. Este tipo de alimentos son una muy buena opción en la época de cría. Aquí hay que tener una cosa clara:que un beneficio no se convierta en un riesgo. Los germinados son focos de proliferación de hongos, suponiendo un riesgo para la salud de nuestros loros. La clave es una correcta desinfección de los mismos antes de administrarlos y desechar aquellas mezclas en las que salga algo de moho, por poco que sea. Nosotros remojamos en agua con una pequeña cantidad de lejía apta para el uso alimentario, con la proporción que indica el fabricante, y después enjuagamos abundantemente con agua para evitar cualquier resto de lejía. La cocción es otra forma de esterilizar, pero hay que tener en cuenta que por encima de 100 grados además de desinfectar se desnaturalizan algunos nutrientes. No quiere decir esto que no se deba hacer, como decíamos antes, lo mejor es intercalar.
Las semillas y los frutos secos supondrán alrededor del 10-20%, aunque en ciertas especies como los grandes guacamayos este porcentaje debe ser mayor. Lo más aconsejable es darles las semillas al final de la tarde, para evitar que se entretengan comiéndolas por la mañana y no consuman el resto de alimentos. Lo ideal sería proporcionarles a primera hora de la mañana los frescos, a medio día el pienso y al final de la tarde las semillas.
En cuanto al calcio, recomendamos que tengan siempre a su disposición hueso de sepia, previamente cocido y secado en el horno, teniendo la precaución de que no desarrolle moho. Para almacenaros lo mejor es meterlos en el congelador y sacar directamente para administrarlos.
Respecto a los suplementos, con una dieta como la que hemos descrito no es necesario añadir ningún aditivo. De hecho hay que tener cuidado de no administrar vitaminas en exceso ya que pueden ser más un problema que un beneficio. Los piensos suelen contener la cantidad necesaria de vitaminas y minerales y con el resto de frescos, legumbres, germinados y semillas sus necesidades estarán cubiertas de manera natural. Lo mismo ocurre con los probióticos. Si tienen una dieta adecuada y no han pasado ningún proceso de enfermedad no es necesario añadirlos. En caso de hacerlo, siempre lo haremos espolvoreados sobre los frescos y nunca en el agua.