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Guacamayos disfrutando del entorno y de unas ramas de eucalipto

Debemos utilizar siempre ramas naturales con distintos grosores y texturas. Esto mantendrá sus
tarsos en buena forma y salud. Las ramas con corteza como las de eucalipto, suponen un
aliciente, ya que pasarán horas pelándolas hasta dejarlas lisas. Cada varias semanas es
recomendable cambiar la disposición de los troncos; esto hará que el ambiente cambie y supone
un estímulo interesante. Personalmente, solemos dejar fijas aquellas que están destinadas para
pasar la noche, cambiando el resto y ellos deciden dónde permanecer. El uso de cuerdas no lo
recomendamos por la dificultad a la hora de desinfectarlas y por el peligro que supone, en
función del material, los hilos o hebras sueltos. Sí podemos usar cadenas para construir un
columpio o colgar una cesta de forrajeo.


En cuanto a la vegetación, podemos utilizarla de muchas maneras y con diferentes objetivos.
Aquellas especies que necesiten algo más de sombra agradecerán los árboles de hojas grandes
que ofrecen un refrigerio en verano. Si empleamos especies de árboles de hoja caduca
conseguiremos un triple propósito: además de darles sombra en verano, en invierno permitirán
pasar el escaso sol de esta estación, fundamental para un buen metabolismo del calcio y la
vitamina D, pero también supondrá un estímulo cuando llegue la primavera y se produzca un
cambio más con la brotación. 

Lo mismo ocurre con aquellas plantas que producen flores. La
floración es un estímulo para indicarles que está llegando, según la especie, la época de
reproducirse, además de suponer un extra alimenticio para muchas especies como los eclectus.
Estas flores también atraen a insectos polinizadores, suponiendo un elemento natural más de
distracción. La combinación de estos árboles y plantas solemos completarla con ciertos árboles y
arbustos de hoja perenne, para mantener siempre un ambiente selvático y agradable.
Nosotros recomendamos, en la medida de lo posible, que las aves se alojen en el exterior.
Creemos que es lo más natural, enriquecedor y saludable. 

La instalación debe contar con un refugio para la lluvia. No hablamos de este refugio para pernoctar ya que son muchos los ejemplares que prefieren dormir al raso incluso en las noches de invierno. El que gran parte del
aviario tenga el cielo descubierto les permite tener acceso a la lluvia, aspecto muy importante a
la hora de tener un plumaje saludable. Nos encanta verlos disfrutar bajo la lluvia en las tormentas
de primavera y verano, colgados boca abajo como monos, con las alas abiertas y el plumaje
ahuecado, gritando e intentando no desaprovechar ni una sola gota de agua.